viernes, 25 de abril de 2008

NO MAS OPIO, AHORA ROLA LA VERDE...


Cuando Marx dijo que la religión era el opio del pueblo ignoraba –lógicamente- en lo que el fútbol llegaría a convertirse para culturas como la nuestra algún día; esa cortinota de humo cortesía de los medios de comunicación y el gobierno con la que pretenden (y han logrado) embrutecer, enajenar y seguir tarando de lo chulo a la prole y que les ha funcionado de maravilla, pregúntele a cualquier chango en la calle algo sobre la situación actual de su país (por mamón que se oiga) y el último marcador de su equipo y verá.

Clásico; nada más juega la selección y hasta al que “no” le gusta se pone la verde. La reunión por lo general es en casa del más alivianado (el soltero), todos llegan muy puntuales con el respectivo six o las infalibles sabritas y uno que otro gorrón sin nada. Hay nerviosismo en la sala, gases intestinales venenosos empiezan a fluir y todos hacen sus pronósticos en un ambiente fiestero pero tenso (unos jalados hasta se ponen de pie a la hora del himno aunque no se lo sepan con tal de hacerle a la mamada por un rato)
Y a continuación me doy a la ociosa labor de diferenciar los roles entre la surrealista concurrencia:

El director técnico: jugó fútbol, le dijeron que tenía talento y no la armó pero aún cascarea en alguna liga dónde puro chelero y crudo asiste los domingos. Es el típico que se la pasa gritándole a los jugadores todo el tiempo y dando instrucciones como si lo fueran a escuchar, se enoja con el árbitro, hace drama, se la pasa haciendo pronósticos y facilitando datos con fechas y nombres (exactos) es decir; todo un inútil almanaque deportivo. Siempre dirá que si él hubiera llegado a la grande las cosas habrían sido diferentes; en fin.

El pasiones: gracias a su ímpetu –como al de muchos- el show de fútbol es muy redituable –para pocos- , tiene el kid oficial para el partido de su equipo; playera, tarro y hasta banderín, le reza a la Guadalupe antes de cada encuentro, no va a trabajar ese día, le pone a uno de sus hijos el nombre de algún gallón futbolero y si gana sale a las calles con su banderota y se pone bien pedo en algún monumento histórico; si pierde hasta llora y hace feo.

El mala leche: este no ha tocado un balón en toda su vida (lo delata su pedicure) pero le gusta hacerle a la mamada en los partidos. Se comporta bien hasta que meten el primer gol en contra porque de ahí para adelante se la pasará echando pura mala vibra y trágicos augurios a favor.

El botanas: mi favorito; a este le vale el desarrollo del juego por estar más al pendiente del chicharrón y del queso, se para a la cocina por limones, pregunta si a alguien le hace falta chela y hasta un buen guacamole se revienta, es decir; se la pasa bonito y solo entrará en tensión cuando la hielera o la bolsa de papitas se vacíe.

El hooligan: el peor de todos; como su equipo perdió seguramente va a mala copear y a nefastear gacho, le entrará un instinto primitivo de destrucción en contra del inmueble y en una de esas hasta desconocerá a sus amigos (compadres del alma) para hacérselas de jamón porque dijeron algo que no le pareció.

El perpetuo optimista: aunque pierda y pierda su equipo siempre mantendrá viva esa esperanza de que tal vez algún día sean campeones. Gracias a individuos como este (y a todos los anteriores excepto el botanas) el negociazo del fútbol en nuestro país seguirá a la alza por los siglos de los siglos (y amén) ya que mientras viva la esperanza y la pasión de los ilusos (por no llamarlos pendejos) el festín de los poderosos prevalecerá.

Y a manera de penalti lo siguiente: está probado que a la hora de la pena máxima a nuestros verdes se les hacen las patas de nicuatole* y nomás no atinan, pero sobre todo que es una vergüenza que en nuestro país se le meta tanto billete a este deporte (aunque sepamos la causa) cuando en ciencia, educación, salud, arte (etc. etc.) estemos tan atrasados y luego todavía quieran hacernos creer en cuentos chinos como el de los goles por la educación o artificios por el estilo., Chaaaaleeee.

*nicuatole: dulce oaxaqueño hecho a base maíz con una consistencia parecida a la de la gelatina. Muy bueno. Pruébelo.

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