sábado, 26 de abril de 2008

VERDECERÁ, VERDE SERÁ...AJÁ

La oficina donde trabajo esta ubicada en un fraccionamiento tranquilo donde la mayoría de la gente se conoce; no hay problemas de tráfico ni gandayadas como cristalazos, robo a mano armada, bajón de neumáticos, violaciones en lo oscurito ni cosas de esas. Pero este viernes abrileño en particular, varios fuimos testigos de una atrocidad pues resulta que un vecino (americano, por cierto) de la calle de manzanos se dio a la idiota y salvaje labor de extinguir del panorama un arbolazo que crecía frondoso y radiante en su jardín.
Hasta ahora no tengo el dato de por qué lo hizo, ya se lo preguntaré. Pero más allá de su respuesta -en mal español- mi sentido común no deja de reafirmarme la estupidez de la que un ser humano es capaz pues, para lo que a la naturaleza le lleva muchos años formar basta que de repente llegue un pinche wey con una moto sierra y le de en la madre.
Es una lástima, no soy un sin que hacer del green peace ni nada de eso, pero se siente muy feo ver como una manada de taladores -con un cacahuate japonés por cerebro- le ponen en la torre a algo tan maravilloso y simbólico como un gran árbol que daba vista, sombra, oxígeno y que seguramente albergaba a una dinastía entera de pajaritos cantores, insectos y fauna exótica.
Ya sé que no hice nada al respecto más que escribir estas líneas pero a fin de cuentas la falta la realizó dentro de su propiedad y, con eso basta para que nuestras leyes le permitan hacer casi lo que se le antoje al gabacho, que mala persona no es, pero que hoy me dejó de caer tan chido como antes. A la jodida pues.

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